domingo, 12 de junio de 2011

Sonne

Me hice cargo de tu luz
que desde afuera es tan hermosa

Aristimuño


Estoy callendo en el desuso de
tu mirada
cavilante y presuntuosa


de cucos ganadores de concursos,
de camas a cuadritos 
y veloces guiños lunares


que pervierten el uso de los días
y los libros
para arquear tu espalda


como sexada por el tacto
del febril
plumaje de los árboles


que te miran descuidadamente
desataviandote de
tu virginal desacato,


del arrunche de tu mirada,
y me enojo con el
letargo de mi llegada/ en 


la tarde.


Hilo lana con el huso
del tiempo
niña vibrante y valiosa


enredando caminitos muy obtusos 
de mares y caballitos 
que se guardan en tus sabanas distantes.


No te ofrezco mil miriadas
ni suspiros
o la protección con mi espada/ pero si


el ¡achís! de mi estornudo
para ahuyentar tus tristezas,
que es terreno predilecto


para hacer mil y una trizas
del galante zancudito
que se posa en tu cuellito.


Queda pues la espera triste
del sombrero y mis ojeras
de sentirte calientita


como el sol de la montaña.

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