jueves, 20 de junio de 2013

Paisaje a medias, la noche.


No puedo caminar por los arrabales en la soledad de la noche, 
sin pensar que ésta nos agracia porque suprime los ociosos detalles, como el recuerdo.



Temo a cada noche,
que llega para alejarnos de nuestro rastro conjunto/
para arrancarnos del otro
y
despierto en las noches sudando tu ausencia/
añorando ese no adiós de nuestros encuentros
esa espiral dibujada en nuestra cara.

Temo las horas vespertinas
que auguran las bestias oscuras
de la sombra nocturna.

Y
me traiciona esta gana mía
de acecharte en los camellones
de tu palabra tejida.

Estoy merendándome las pisadas de tus manos
en los guijarros de mi cuerpo/
buscando en la memoria la caricia.

Aclaro dulcemente mi garganta
y profeso esta migrar hacia ti.
Prefiérote hilados,
con esa forma tuya de verme.