jueves, 20 de junio de 2013

Paisaje a medias, la noche.


No puedo caminar por los arrabales en la soledad de la noche, 
sin pensar que ésta nos agracia porque suprime los ociosos detalles, como el recuerdo.



Temo a cada noche,
que llega para alejarnos de nuestro rastro conjunto/
para arrancarnos del otro
y
despierto en las noches sudando tu ausencia/
añorando ese no adiós de nuestros encuentros
esa espiral dibujada en nuestra cara.

Temo las horas vespertinas
que auguran las bestias oscuras
de la sombra nocturna.

Y
me traiciona esta gana mía
de acecharte en los camellones
de tu palabra tejida.

Estoy merendándome las pisadas de tus manos
en los guijarros de mi cuerpo/
buscando en la memoria la caricia.

Aclaro dulcemente mi garganta
y profeso esta migrar hacia ti.
Prefiérote hilados,
con esa forma tuya de verme.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sueño

Y asi es cómo nos iluminan los ciegos. 
Cap. 98-R.
Me estoy hundiendo en un fango
brillante y oscuro,
pasa un ave -que canta un lenguaje olvidado-
y devela una suerte de oro
sobre el agua

y vengo a ser un viento
que narra las noches
en el fuego,
que sienta la palabra
en la banca de arcilla 
de esta tierra.

Muero, siento cómo muero,
absorto
            me
absorben el alma
y las paredes son 
árboles y uñas pintadas.

Escribo diestro
sobre mi siniestra,
clavo mis ojos
sobre ese lienzo amarilo
-que es el papel, el yuxtapuesto papel-.

No se si escribo 
o estoy siendo la historia de otra persona.

martes, 4 de septiembre de 2012

Último mate cebado


Te vas alejando del muelle donde estoy de pie, en tierra firme, luego de tanto trasegar contigo por los mares llenos de advenimientos inciertos. La tierra firme no es para mí, te quiero pero me estabas llevando contigo, no puedo soportar mas, el mar me marea, tu incertidumbre es manchega y llena de imprecisiones.

Tú buscaste que recorriéramos este último tramo del camino, alejándote y alejándome para que por fin quede solo, sin conciencia ni compañía, como siempre quisiste que estuviera, perdiendo toda validez. Ya no busco estilo propio, solo intento decir las cosas como las siento y como las veo. No se tocar piano  ni guitarra, pero si se tocar espaldas de madera maleable, espaldas que no buscan nada mas que una caricia, no pretenden ser nada mas pero que son mas que eso.
Te devorará el tiempo corazón y razón, buscarás en la lata de sardinas la reminiscencia de la sombra guardada por el ratón para la comida, perderás todo sentido oclusal de orientación, el sol ya no pasará por el equinoccio en tus días, ni yo buscaré en ti mi estrella para guiar mi norte perdido.

Perdiste tu mirada con la última curva de la bicicleta, que dañaste sin buscar fututo reparo de ella. Nos dañaste e intentas hacer toda la basurita a un lado y seguir, debes limpiar los momentos y los tiempos, pensar y pensarte. Reflexionarme, como rodilla en bajada. Seguiré perdiendo identidad como en viejos tiempos, bajo el sol y con la lluvia, limpiándome de malos sueños y desatesorando buenos recuerdos. Ya el aire ha perdido validez de ti, de mí, y cada vez estoy mas lleno de absurdos.

Soy un eco, una triste repetición (y en esta frase me encontrarás bastante, me reconocerás) de otras letras, de otras bocas, de otros cuerpos y otros cuentos. Ya no extraño la incertidumbre del sexo ni las nuevas músicas mutuas. Si la palomita al dormir, pero todo es cuestión de costumbre, ¿no?                               Me voy a desvanecer. No te quiero querer más, el                             tiempo toma tiempo, salir del agua como gato mojado.

Irreversiblemente creamos mutualidades de color de sabor de saber de querer de mentiras y de robos a malas personas. Nos entrenamos muy bien, trepamos bien por los árboles para la tela y nos repartimos juiciosamente la cocina. No se bien quien vendrá a mi ruta, si ha de ser X o Y u otra multiplicidad del saber, si un pájaro en el agua o un pez saliendo de la jaula.

¿Mentiroso soy? Para ti ha de ser así, lleno de obscenidad y caricia revuelta con el pelo de antaño. He venido recibiendo bondades inmerecidas para tanto mal hecho. Pido disculpas por el desangramiento mutuo, por la destrucción masiva de  tu pecho, y por los malos recuerdos que llenan vasos vacíos del pasado.                                                        Ya no me destruyas más.

Un bon voyage. Déjame irme con todas las maletas, no por tu intención sino por la mía. Sabrás de mi muerte si es necesario, de mi enfermedad y de mi vejez, pero no intervengas ni con el pensamiento en mí. Regálame el olvido, como don-bondad. Te quiero. En el olvido está el poder, no lo quise así nunca, ni la distancia ni el resentimiento. Es rara esa compañía del recuerdo, esa abullonada gana del saber.

Te esperé en las esquinas para verte, te llamé con el deseo, ahora estás llena de desierto para mí. Has de ser peyote o san Pedro para otro, no vas más en mis alucinógenos. No hay sillas compartidas ni encuentros furtivos para pérdida de información. Todo se desgastó y no queda mas guita, ni platos de comida gratuita, ni compromisos a póstumos. Las grabaciones de recuerdos se desvanecen y no quiero forzarlos a que se queden. Me importa un bledo la circunstancia y el azaro del destino. Muerto este último. Camino sin reversa.

“Nunca quise hacerte mal” Zoé, que buena banda. “Fulminando el tiempo”. (“Canta lo que no puedas decir”). Te estoy dejando en remojo, crespa de papel, y ya verás que con el tiempo te diluirás y pasarás a ser otra cosa, que yo no se bien qué será. No se bien qué será.

El tiempo tiene olor y temperatura. Lo dejaré al aire libre para limpiarlo. (Género masculino determinante). Statifix Épanoui.

Es literal, cebo este último mate, contigo, a tu honor, a tu dicha, en tus maletas en mi puerto. Lo cebo cerrando este párrafo y este lapso de la vida.                 “Ya   no   te   espero”.

martes, 21 de agosto de 2012

Pequeña

Se me escurren caricias sobre tu espalda de cobre
que intermitentemente se contrae
llega de a pocos al corrientazo
posterior del placer

me ahuyenta el día naciente
que se mete por la ventana
por las cortinas
por las paredes

y nos va bañando el viento
de ese deseo que está
que nos mira sentado en el borde de la cama
y nos deleitamos de él.

lunes, 20 de agosto de 2012

Juyá


Vi tu foto
Y no fui capaz de olvidarte.
Lisandro Aristimuño

Estás de pie,
viendo ese espejo de agua
que se come tus pies,

con ese cielo gris,
                          pesado
-como la ausencia-

y te cuelga la sonrisa
de la cara
como una leontina

mientras el sol
te lame la piel
que ha de cambiar

con los años.

Capicúa,
eres laberinto
y todo es hoy.

(Extraño tu voz,
que calma
el viento).

Espero.
no
dolor.

martes, 10 de julio de 2012

Yaga

Como dirían las nubes plateadas por el sol, la luna brillante por los días
que ya serán y los que no han de ser
cómo ruedan mis ruedas redondas por las ruidosas calles
de tu ciudad gris y árbol

cómo te espero, sentado o colgado del cuello

cuánto te espero, un rosa reloj de arena 

un libro completo

el ulular de la búha esperando el sol y a su búho noctaturno
dijo de luna
habló de sol
llegó a los días
de su desesperación

Pero la noche,
en su papel tirano de alejarnos de la luz, 
murmura incansable el aire
la pampa
el ella y el él.

No sé la final cuestión del después/
como el tiempo.

lunes, 25 de junio de 2012

Hora color cero.

Te invito hoy
mujer de Sol y aguas lejanas
a que dejemos bajo la lluvia
este crematorio que llevamos dentro
que viene agobiándonos
desde hace tanto.

Te invito a levantar
la mano para proteger el fuego
casi lacerante de la vela/

Te invito a confesarnos
todo eso que no hemos
hecho aún- que hicimos en otras rutas
a leer poesía barata
a quemar la biblia
a ahuyentar los moscos.

Y ya que se que siendo tu
tan tu,
doliéndote los días
los amaneceres nostálgicos
y el ruido de los carros,
te dejes invitar.