miércoles, 23 de noviembre de 2011

Canto de Pututo (I)

Pájaro que mira lentamente y va des apaciguándose, llenándose de ese ánimo que poco lo caracteriza para decirle las cosas al viento, ese compañero que en otras épocas le hubiese ayudado a elevar vuelo. Camina de aquí para allá sobre esa cuerda floja eléctrica, fosforescente. Le escurren las gotas de la lluvia hasta la pata más izquierda.  Y la cuestión es esta: quiere él el sol, que está tras las nubes gris plata, gris plomo, gris baldosa de tierra fría, pero son tan pesadas que el solo aleteo de él no serviría de mucho. “Amigo Viento-dice quitándose el sombrero que le atavía su plumaje- fuera usted tan amable de llevarse las señoras y señoritas nubes para atrás de la montaña, es que quiero sol para mi y mi compañera, que es tan amarilla como naranja ombligona o mango que se descuelga”, y para el Viento, intrépido, haciendo un gesto de gracia, una leve voltereta, un manoteo agitado, y ¡Plaf! Don Nubarrón que se va y con este todo su harem de Nubecillas. Pájaro no sabe como agradecer, sale esa noche a cantar y a silbar con caracoles al pico. Su infatigable compañera le sigue en su adorable canto, en su extensivo agradecimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario