viernes, 10 de febrero de 2012

VIII

El silencio previo a la tragedia.
Dame diez minutos de silencio
de un blanco estar en las paredes
para ver que tu voz existe 
todavía.

Este día me es ajeno
aun no lo compro
ni me comprometo a ahuyentarlo
todavía.

Es el teimpo,
que no me da espacio
ni cobijo para darle mas color a la mirada.

Quédate paradita, 
junto a esa ventana azul,
justo ahí pareces una veta prodigiosa
del canivalismo injusto del tintero de mi lengua
lenta y presurosa,
de la arenilla del tiempo.

Dame palabras que sosieguen 
este ánimo suicida y cuchillesco,
baila conmigo este silencio.

Prende las espelmas,
abre los portones,
quédate para saber si esta gruta
es de dragón en bancarrota
o aviso de libélula en peregrinación.

Tengo para no darte calma y caricias en la espalda.
¿Estás siendo un hexágono fantasma o la 
flama apagada de mi llama?

Sé 
y huye, 
para poder encontrarte
feliz y letrada en las cuevas pedregosas
del sonido.
Dame ese silencio y quédate conmigo.

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